Se creía que la luminosidad del oro, sacando la energía del Sol, podía ser un gran transmutador de energía, depurando las malas o negativas vibras en algo más positivo. Es por eso que comenzaron a portarse por todo el cuerpo.
También existía la creencia que portar mucho oro protegía no sólo de cualquier mal, sino de otras amenazas como la locura, por lo que gobernantes como faraones portaban muchos collares, oros y pulseras para que no recayera algún mal en ellos.
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