La enseñanza que nos deja la escultura en madera de los 3 monos sabios sigue inspirándonos a día de hoy. Su mensaje original era sencillo a la vez que rotundo: “no escuchar lo que te lleve a hacer malas acciones”, “no ver las malas acciones como algo natural” y “no hablar mal sin fundamento”.
Estas tres singulares criaturas fueron enviadas por los dioses como observadores y mensajeros. Debían tomar testimonio de los actos y las malas acciones de la humanidad para ponerlas en conocimiento de las propias deidades. Ahora bien, estos mensajeros divinos actuaron según un conjuro mágico por el que les eran otorgadas dos virtudes y un defecto.
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